Conoce la historia que rodea a los personajes más icónicos de República Dominicana, quienes se dedicaron al género musical más importante y atractivo de esta tierra: el merengue típico. Conoce sus diferencias y las obras de los mayores exponentes de su generación. Asimismo, parte de ese pasado se mantiene hasta nuestros días con sencillos que siguen sonando en los salones de baile.
¿Qué es es el merengue típico dominicano?
Si bien, el merengue es un género que se ha esparcido en cada rincón de Latinoamérica, es posible que no se trate del merengue típico. Esto se debe a que en la actualidad se ha dado a conocer más el merengue de orquesta, el cual dispone de una agrupación de más integrantes. Por otro lado, el merengue tradicional dispone de tan solo acordeón, güira, tambora y otros elementos.

Este género rural cuenta con muchos orígenes, pero el más conocido gira en torno a sus raíces africanas. En cualquiera de los casos, el merengue típico sufrió un incremento indetenible de popularidad en República Dominicana. Por esta razón, es natural pensar que de este seno nacieran los artistas del merengue más exitosos del Caribe.
Exponentes de los mejores merengues típicos
El merengue típico de República Dominicana se ha visto cubierto por una infinidad de artistas talentosos que han brindado aportes e innovaciones al género. A pesar de eso, muchos de ellos han preferido seguir desarrollando la rama más tradicional del merengue. De esta forma, llenaron el repertorio del país con los mejores merengues típicos que llegaron a estratos internacionales.
Tatico Henríquez
Esta leyenda del merengue típico dominicano dejo una herencia musical de la cual las próximas generaciones tendrían para inspirarse. Tatico nació el 30 de julio de 1943 en Nagua y se dedicó a perfeccionarse como un humilde compositor y un excelente acordeonista. Una de sus más grandes proezas fue alcanzar el éxito solo con su conocimiento empírico sobre la música.
Por otro lado, las letras de sus canciones se alagaban las virtudes femeninas, así como también hablaba del amor y de sucesos de su pueblo. En 1972 se casó por primera vez con Eva Chaljub luego de que este le dedicara una de sus composiciones “Desde que la vi me enamore de ella”. Sin embargo, en 1976 falleció en un accidente automovilístico en la avenida Estrella Sahdalá, en Santiago.
Armado únicamente con tambora, güira y acordeón, Tatico Henríquez consiguió expandir sus merengues típicos en países como Venezuela, Puerto Rico, Colombia y hasta los Estados Unidos. En 1970 conforma la agrupación “Tatico Henríquez y sus muchachos”, el cual estaba integrado por su hermano julio, Miro Francisco, Domingo Reynoso y El Viejo Ca.
La formación musical que le basto para obtener el título de “Astro del Merengue”, se la brindo el acordeonista Pedro Reynoso, integrante de la agrupación “Trío Reynoso”. De esta forma, logro formarse de manera autodidacta a pesar de vivir en una zona rural y ser considerado un campesino por las clases altas. Estos, también creían que su éxito se debió únicamente a la suerte.
Entre sus aportes, Tatico Henríquez se dedicó a recoger los mejores merengues típicos dominicanos e interpretarlos. Asimismo, trajo a la memoria merengues excelentes, sellándolos como éxitos y parte del repertorio de República Dominicana.
“Ñico” Lora
Su título como “Padre del Merengue” se debe a que sus aportes sirvieron de base para establecer lo que se convertiría en el merengue típico contemporáneo. Francisco Antonio Lora Cabrera aprendió desde muy pequeño a como tocar el acordeón, razón por la que obtuvo destreza durante su adultez. Sin embargo, más allá de esto, el artista nunca contó con una formación formal de la música.
Aun así, “Ñico” Lora logro distinguirse como un excelente acordeonista y compositor de letras que forman parte del repertorio nacional. Entre estas, destacan éxitos como: Tingo Talango, Pedrito Chávez, San Francisco, San Antonio y Eres la mujer más bella. Asimismo, fue compositor de gran parte de melodías que hoy en día son consideradas parte del bien cultural de República Dominicana. Además, aun en la actualidad sus canciones logran encontrar un lugar en el merengue típico dominicano.
Luego de haber vivido una exitosa vida como músico, “Ñico” Lora murió en el pueblo donde nació, Navarrete, el 10 de abril de 1971 a los 91 años. En ese mismo pueblo, se levantó “La Plaza de la Cultura de Ñico Lora”, en honor a todas sus contribuciones en la música tradicional de República Dominicana.
Siano Arias
Antes de comenzar su camino en el merengue típico dominicano, Siano desempeñaba funciones como mecánico en el pueblo de San José de Ocoa. No obstante, su pasión por la música lo obliga a retirarse de su trabajo para subir a los escenarios. De hecho, su primera presentación lo hizo con padre, Jesús Arias, conocido como “Chachi”, como tamborero.
Un día, mientras trabajaba con su padre en el campo, decide tomar un acordeón y partir hacia la provincia de Peravia. Allí lo espera su viejo amigo Juan Guerrero, quien lo fue instruyendo en sus primeros pasos como acordeonista. Como resultado de esta amistad, un día un empresario contrató a Siano Arias por recomendación de Juan Guerrero.
A partir de ese punto, Siano comenzó a tocar en las mejores fiestas de la ciudad capital los merengues típicos mas populares. Algunos de los primeros sitios en los que se presentó fueron en la “Sala de Fiesta Doña Idalia”, “Rest. Las nubes” y en la “Sala de Fiesta la Meta”. Sin embargo, esto solo sería el inicio de una agrupación que se mantendría durante 10 años.
Luego, en 1988, Siano se trasladaría a Santiago, donde conformaría un nuevo conjunto de merengue típico dominicano, el cual más adelante le daría el título de estrella del merengue. Con este grupo se mantendría hasta 5 años entre los mejores exponentes del momento.
Finalmente, un domingo antes de una presentación, Siano muere y es trasladado a su tierra natal, lugar donde descansan sus restos hasta el día de hoy. Como dato curioso, el día de su muerte tenía una presentación en la que todos estaban instalados esperando su llegada.
Teodoro Reyes
Nacido en Nagua el 27 de marzo de 1954, el prodigioso cantautor de merengue típico dominicano nació sin poder ver. Sin embargo, este impedimento no detuvo su pasión por la música, cuya formación comenzó desde muy pequeño. De hecho, aun en el bachillerato, estaba decidido en dedicarse por completo a la música, por lo que escribía canciones desde entonces.
Gracias al desarrollo de esta pasión, en 1982 compuso “La Jamaquita”, tema que se convirtió en uno de los más populares y exitosos del país. De esta forma, obtuvo el respeto en la industria, y de Fernandito Villalona, artista que interpreto su canción. Ese mismo año, tras su éxito, comenzó a presentarse en la radio, lo que le permitió grabar su primer disco de 45 r.p.m con Radio Guarachita.
Para 1984, había grabado ya 5 discos del mismo tipo, en los que presentaba sencillos como “Lindas palabritas”, el cual se convirtió en un hit en República Dominicana. Sin embargo, no fue sino hasta 1994 que el astro del merengue típico obtuvo el prestigioso Premio “Cassandra”, con el tema “Vuelve con tu papá” en el que se lo reconoció como bachatero del año.
A pesar de su excelencia musical, el mismo cantautor reconoció que su verdadera pasión se encuentra en la composición, puesto que es el proceso que más disfruta. Asimismo, su amor por la música se ve expresado en la calidad de sus letras. Las más destacadas del merengue dominicano son; Condena de amor, Mami vuelve a mí, Yo te olvidaré y De pena muero.
Fefita La Grande
Llamada realmente Manuela Josefa Cabrera, es una prodigiosa acordeonista del merengue típico dominicano. Aficionada al género tradicional, Fefita estuvo interesada en los exponentes más rurales de la música de República Dominicana, razón por la que alcanzo el puesto como una de las máximas representantes del merengue en su país.
Lejos de quedar olvidada, Fefita La Grande obtuvo el premio del Gran Soberano a mediados del 2016, manteniéndose vigente en la industria. Este éxito puede contrastarse con sus inicios, cuando practicaba con el acordeón en el taller de su padre. De hecho, quien motivó a la artista a comenzar su carrera como acordeonista fue una de las canciones del Guandulito.
Para cuando cumplió 7 años, Manuela Cabrera ya era conocida por su habilidad con el acordeón. Finalmente, a los 9 años pudo dar inicio dentro del escenario armonizando fiestas. En 1950 fue reconocida por Jose “Petán” Arismendy quien le dio 100 pesos luego de escucharla tocar merengues típicos con gran soltura.
En cuanto a su nombre, fue Tatico Henríquez quien la llamó “La vieja Fefa” de manera irónica, puesto que Manuela solo tenía 17 años. A los 22 fue bautizada como “Fefita la Grande” por “El Ciego de Nagua”, Bartolo Alvarado. Sin embargo, el título que más le gustaba era “La Mayimba”.
Entre sus innovaciones, Fefita incorporó al conjunto instrumental congas, saxofones y bajo eléctrico. Asimismo, también fue la primera en llegar a tocar frente a un público europeo, sin contar que ha hecho colaboraciones con “El Prodigio” y con Rafelito Román. Sus merengues típicos más sonados dentro y fuera de República Dominicana fueron: Si quiere venir que venga, La Bojita y La Mecedora.
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